
Adaptación modélica de Elmore Leonard con la que Tarantino llegó a la cima de su depuración estilistica, construyendo un film modélico, sobrio, atento al gesto y al detalle, con personajes de carne y hueso que viven y mueren frente a una cámara que los mima. Film ejemplar con una puesta en escena y una planificación visual en la que no sobra ni falta nada
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