Poti-poti de un Berlanga en modo piloto automático, donde se nota la ausencia de Rafael Azcona en el guion, clave para dar solidez a la historia de un grupo de políticos y empresarios que organizan un acto reivindicativo en la cárcel para hacer de las suyas. En variante de "la Escopeta Nacional" y una enésima crónica/retrato de la España de los 90, que bien podría aplicarse a la actualidad, pero que el maestro rueda con algo más de desgana, acompañado de un torbellino de interpretaciones actorales muy descompensadas...Y aun siendo un film más irregular (menos incluso) deja para el recuerdo algún buen momento del esperpento humorístico del director
No hay comentarios:
Publicar un comentario