Uno de los films más maltratados y defenestrados por la crítica de Abel Ferrara, curiosamente, era un título que siempre me resistía a ver durante todos estos años precisamente por su mala fama. Sin embargo, me he llevado una relativa sorpresa. Sin ser ninguna maravilla, me ha parecido un thriller irregular pero interesante. Narrando la historia de un actor alcohólico (Maththew Modine), un hombre que pierde el control de su vida debido al consumo de drogas y los excesos etílicos, lo que le lleva a dudar entre la realidad y la fantasía, e incluso a plantearse si ha asesinado a su compañera sentimental (Beatrice Dalle)...Y a partir de este punto, el film juega con los tiempos y las texturas visuales -por ahí pulula un director de cine moderno que incorpora Dennis Hopper-, en un film que sin duda es un típico batiburrillo Ferrara, con momentos que a veces parecen directamente improvisados y otros muy elaborados. Probablemente no es una obra redonda, e incluso tiene momentos infumables, pero, a pesar de todo, me ha parecido mucho más sugerente de lo que indicaban las críticas tan duras que recibió en su momento.
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