Uno de los films más reconocidos y aclamados de Jean-Luc Godard, y, personalmente, tal vez la película que más me ha gustado de todas las que he visto de este director tan controvertido. La película mantiene inevitablemente una narrativa que, en ocasiones, resulta arbitraria, con la intención de distanciarse de los patrones tradicionales (basta observar cómo filma y maneja los ángulos de cámara en algunas conversaciones). Y es que el cine de Godard es más literatura filmada que otra cosa (como la conversación entre Karina y el viejo, por ejemplo)... Aquí, los elementos interesantes logran sobresalir un poco por encima de la inevitable verborrea y la petulancia intrínseca (que, ciertamente, están presentes). La historia, sin embargo, ayuda: Se presenta en doce episodios de la vida de una prostituta (Anna Karina, entrañable), lo que permite que, olvidando lo que sobra, Godard filme episodios realmente inspiradores y que emocionan.
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