Intento de retorno al cine de terror con raíces ochenteras...
Se trata de una "Monster movie" australiana ambientada en un edificio, donde una araña de origen extraterrestre empieza a hacer estragos y a cobrarse víctimas entre los inquilinos. En general, resulta simpática, aunque en mi opinión abusa del drama familiar como relleno y le falta más cachondeo y humor. Tampoco ayuda una banda sonora bastante mediocre, que le resta efectividad a una película que promete más de lo que realmente ofrece. Y aun así, hay que reconocer que, para los tiempos que corren, tiene su cierto encanto.