Interesante, aunque no del todo redondo, western dirigido por el competente artesano Stuart Heisler y al servicio de Gary Cooper, quien aquí incluso asumió las funciones de productor. La película combina la intriga propia del western con la historia de un trotamundos (Gary Cooper) que, al llegar a un pueblo, es confundido con un famoso bandido. A partir de ahí, establece una relación con la novia de este.
Para mi gusto, el film se pierde en ocasiones en un tono cómico, aunque no excesivamente exagerado, que habría funcionado mucho mejor si se hubiera centrado en el aspecto más serio y dramático del asunto. A pesar de ello, la película demuestra que Heisler era un director muy competente, especialmente al ofrecer buenas secuencias de acción y una puesta en escena siempre a la altura de sus dos protagonistas principales: la estupenda Loretta Young y el ya mencionado Cooper, quien resuelve su papel sin problemas
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