Uno de esos ejemplares de cine negro facturados por el eficiente William Castle, esta vez con un argumento centrado en la historia de un oficial de policía que intenta limpiar la ciudad de la corrupción y el crimen organizado. Sin ser nada del otro mundo, la película se deja ver gracias a la capacidad de síntesis y al ritmo que Castle sabía imprimir a sus historias. Además, está rodada con un notable uso de exteriores, lo que le aporta realismo, consiguiendo ser un entretenimiento bastante simpático
No hay comentarios:
Publicar un comentario