Estamos ante un afortunado retorno a la dirección de Mel Gibson tras una larga ausencia. En esta ocasión hace una mezcolanza de drama y relato bélico al narrar las vicisitudes de Desmond Doss, un objetor de conciencia que logró salvar un montón de vidas en la batalla de Okinawa.
No está la altura de "La Pasión de Cristo" o "Apocalypto" (films practicamente impecables y sin fisuras) esta película tiene algún altibajo narrativo, aunque mantiene un nivel más que notable en el uso de recursos y dominio de la puesta en escena (atención a la visualización de la batalla, descarnada y para nada épica y complaciente, con esa media hora digna de Anthony Mann, Bernard Wicky o Sam Fuller) ante un ejemplo de como el cineasta cree en una idea y la expone hasta el final sin titubeos-aquí una visión de la religión, el sacridicio y la fe- que podría ser carne de un telefim de media tarde, pero que el director sublima con una mezcla de elegancia, clasicismo y potencia...Casi siempre notable y en algunos tramos memorable
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