Sólido y ocasionalmente notable western del siempre reivindicable George Sherman, en una producción de serie B de Universal con todo el aroma de aquellas películas en technicolor y bajo presupuesto, pero con estupendos acabados y narrativa. Aquí luce además una espléndida fotografía de Clifford Stine y unos magníficos encuadres en Cinemascope. La película narra la típica historia de un héroe (Audie Murphy más maduro y mejor actor que en sus primeros tiempos) que es confundido con un maleante y debe durante toda la trama tratar de demostrar su inocencia, con el inconveniente añadido de que su perseguidor -un Marshall bastante inquietante (Stephen Mcnnally)- sabe perfectamente que es inocente y, a pesar de ello, quiere utilizarlo para quitarse el problema de encima...Todo rodado con eficiencia y ritmo, en uno de los mejores títulos al servicio de este soldado convertido en estrella de Hollywood
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