Todo un ejemplo de cómo una buena idea puede ser aniquilada por las pretensiones y el exceso de metraje. En esta ocasión, la trama gira en torno a un par de chicas que son invitadas a una fiesta en una isla organizada por un extravagante empresario y su grupo de amigos, cada uno más estrafalario que el anterior. El problema del film es que tarda demasiado en revelar su verdadera intriga, aunque el espectador ya empieza a intuir algo raro desde el principio. Precisamente, el haber alargado tanto el desarrollo hace que, al final, cuando se descubra la trama definitiva y empiecen a surgir el suspense y el terror, los elementos resulten demasiado poco trabajados, inverosímiles, además de caer en fallos de guion bastante graves. No obstante, no se puede negar que tiene bloques realmente bien rodados y un final que, si tuviera coherencia con lo sucedido anteriormente, funcionaría, pero que se queda en algo poco creíble.
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