Thriller oscuro, excesivamente sobrevalorado desde su estreno (con lo negativo que ello conlleva a nivel de expectativas), pero bastante disfrutable. Devuelve al espectador a una estética más cercana a los exitosos films con pyscho killer de los años 90, al estilo de "Seven" o "El silencio de los corderos". Aquí también tenemos a una agente del FBI con problemas (Maika Monroe) siguiendo la pista de un misterioso asesino. Ciertamente, la trama está cogida con alfileres y basa toda su fuerza en un misterio que en el tercio final se revelará (ese es quizá el segmento más flojo de la película). Sin embargo, la película ofrece el placer de un potente trabajo de atmósfera por parte de Ozz Perkins, extraordinario en algunas secuencias, que hace que, para mi gusto, en ningún momento el metraje deje de interesar o inquietar. Además, es muy destacable la presencia secundaria (pero potente) de un inquietante Nicolas Cage, en una interpretación/caracterización inolvidable por el tono enloquecido y exagerado, casi paródico, en el límite, que da a su personaje.
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