Debut como director del coreógrafo Bob Fosse, quien aquí realizó un remake musical de Las noches de Cabiria (1957) de Federico Fellini. Si bien en la película original el personaje principal es una prostituta, en esta versión la protagonista es una bailarina de alterne, interpretada por una espléndida Shirley MacLaine. La película respeta la estructura básica de la historia, añadiendo unos números musicales espectaculares y un reparto de secundarios brillantes (mención especial para un apoteósico Sammy Davis Jr.). Es un film no del todo redondo, pero que destaca por un dinamismo constante -aunque a veces incurre en algunos defectos típicos del cine estadounidense de aquellos años, como ciertos zooms algo desfasados, o congelados de imagen- que Fosse logra sublimar dotando de un ritmo perfectamente logrado y un juego visual muy efectivo con los recursos disponibles en ese momento.
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