
Curioso experimento que propone un relato convencional cantado y musicado desde principio hasta el final. Los primeros minutos chocan, pero luego uno se acaba acostumbrando gracias a la antológica labor de Michel legrand (dueño y señor de la función). Musical agradable y curioso, en el límite del cursilismo, pero ciertamente original y con un gran final
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