
Mediocre secuela muy pillada por los pelos de la exitosa (a nivel comercial) "Gomia", que retoma el personaje de asesino enloquecido de George Eastman (alias Luigi Montefiori, el mejor de la función dando mal rollo con su sola presencia) adaptándolo a un exploit italianizado -música a lo Goblin incluída- en plan salvaje y charcutero de los Psychokiller USA ochenteros. Excesiva, tramposa y grandguiñolesca, pero tienen sus detalles: Cierta atmósfera en su tramo final y una fotografía digna para el tipo de producto que tratamos
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