
Mediocre secuela ya rutinaria, que abandona el desmelene humorístico involuntario de la tercera para ofrecernos más de lo mismo, con el cambio de dirección a un J. Lee Thompson en plena efervescencia de subproductos Cannon. Muy aburrida
Para mí, un descubrimiento: Una pequeña y modesta película de terror y misterio estadounidense de 1946, dirigida por Frank Wisbar. En una pr...
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