Uno de los films más famosos de Buñuel y curiosamente un ejemplo de como el genio de Calanda era capaz de llevar a su terreno cualquier proyecto que se le presentase. Estamos ante un encargo resuelto con mucha habilidad, en el que si bien Buñuel no pone toda la carne en el asador si que introduce inevitables toques surreales (las visiones de la protagonista) colocados estratégicamente a lo largo de esta excelente película, de bella factura y fotografía, entretenidísima, con unos golpes de humor apreciables. Se narra la progresiva atracción de una esposa fria con tendencias sadomasoquistas (Catherine Denevue) hacia el mundo de la prostitución en horario diurno. Todo ello le da pie para componer una serie de retratos sobre los clientes en los que cabe todo, desde el trazo grueso hasta el humor negro, recorridos con una fina ironía
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