Probablemente una de las propuestas más simples y a al vez juguetonas de William Castle en su etapa de terror y fantasía, con una familia que recibe la herencia de una casa en la que el antiguo propietario tenía atrapados a 13 fantasmas. Aunque es muy sencilla y con elementos algo infantiles para los estándares actuales, el espectador termina disfrutando del juego de "barraca de feria" que ofrece todo el producto. Y esas travesuras tan características del autor: Aquí, los 13 fantasmas que residen en la casa pueden ser visualizados gracias a unas gafas especiales de lente azul (para los cobardes) y roja (para los valientes), que eran entregadas en los cines de la época (y que el espectador actual puede sustituir por las típicas gafas 3D anaglifo)..En una película algo insuficiente pero muy simpática que tuvo un remake que desconozco
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