Debut de William Castle en el género del terror, una incursión inicial que combinó elementos de terror y fantasía logrando un éxito en su momento y sentando las bases para sus futuras producciones en las que
demostró su ingenio al emplear estrategias publicitarias innovadoras para atraer audiencias, en este caso un seguro que ofrecía a los espectadores para evitar que murieran de miedo. La trama (algo confusa) sigue la angustiosa historia de una niña amenazada con ser enterrada viva, mientras sus familiares la buscan frenéticamente entre la Morgue y el cementerio. Se desarrolla en escenarios claustrofóbicos con pocos personajes, logrando crear una atmósfera mortuoria bastante lograda y a medida que avanza la trama -la película va de menos a más- culmina en un clímax impactante que anticipa el estilo de futuras películas de terror, como las de Roger Corman. Curiosa
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