Normalucho thriller que seguía la estela de 'Seven' y 'El coleccionista de amantes" (de la cual era secuela directa) dirigido por Lee Tamahori justo después del decepcionante trabajo que realizó en la serie Bond y que en esta película, resuelve la situación con total profesionalismo aséptico. Protagonizada por Morgan Freeman, quien, sin ningún esfuerzo aparente, se adueña de la función interpretando al detective criminalista Alex Cross y realzada por la música de Jerry Goldsmith, compositor que otorgaba prestigio y credibilidad a cualquier proyecto en el que trabajaba. La trama se centra en el enfrentamiento entre protagonista y un secuestrador (Michael Wincott) que tiene en su poder a la hija de un senador., con un guion que sigue la estructura típica de este tipo de películas, con la búsqueda de pistas falsas, posibles culpables y algunas secuencias de acción (Una de ellas involucra llamadas desde cabinas telefónicas en la ciudad, claramente inspirada en 'Harry el Sucio')...Se ve uy se olvida y visualmente muestra ciertos rasgos añejos que se agradecen combinados con algún efecto digital de principio de milenio que da bastante pena (un accidente y caída por puente digno de "Asylum")
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