
El regreso -en plena forma- de Verhoeven a su Holanda natal, en un film que en su segundo visionado aun me ha parecido tan estupendo y rico en matices como la primera vez. Muy bien narrado, con una puesta en escena al servicio de un guión muy preciso escrito a medias con su fiel Gerard Soeteman, tan solo rechina en algún momento, pero a cambio ofrece las consabidas dosis de mala leche de su autor, su elegancia y naturalidad en mostrar todo lo que sea necesario sin cortarse un pelo: erotismo, la violencia física y tambien la moral. Una gran película
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