
Uno de los films más extraños en la carrera de Burt Lancaster, arriesgado, notable y nostálgico en su propósito (un tipo decide volver a su casa atravesando las pìscinas de todos los vecinos), aunque algo perjudicado por la puesta en escena de Perry (bastante vulgar). Acaba funcionado a ráfagas, especialmente por lo arriesgado de su propuesta, la evocadora música de Marvin Hamlisch y la prestancia de su protagonista
No hay comentarios:
Publicar un comentario