El primer gran éxito de Oliver Stone, que le permitiría ser un director/guionista referencial en el cine de finales de los ochenta y mediados de los noventa, haciendo una crónica realista de la vida de una patrulla de soldados estadounidenses en pleno conflicto de Vietnam (la película se sitúa en 1968). A pesar de los años transcurridos, sigue manteniendo la frescura, el descaro e impacto del momento de su realización. A su favor está un rodaje en escenarios naturales (Filipinas, creo), un buen uso de la cámara y un grupo de actores de casting impecable, además de reconocer que Stone en esos años era un director con pulso, algo maniqueo y contradictorio, pero con buenas ideas. Aquí construye un relato sencillo pero muy efectivo en el que se permite criticar la presencia de su país en el conflicto, la inutilidad de la violencia y la propia esencia de una guerra en la que los estadounidenses pobres eran los que mayoritariamente servían de carne de cañón. Un conflicto que, transcurridos tantos años, aún deja marcas en la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario