Irregular pero interesante película de terror de última hornada, con influencias visuales del cine de los ochenta (tiene algo de "Pesadilla en Elm Street" e incluso de Giallo), que, por lo general, ha recibido muchas críticas negativas que no entiendo. Ciertamente, no es ninguna maravilla y contiene errores de ritmo, pero acaba siendo una propuesta destacable y no desdeñable en el panorama actual. La idea es utilizar la figura mítica de "El flautista de Hamelin" para convertirlo en un monstruo invocado por una partitura musical incompleta y maldita (un concierto para flauta y orquesta, que permite al gran compositor Christopher Young lucirse). Ofreciendo una buena mezcla de música de cine, terror y juego con la música diegética y no diegética en el tramo final (el concierto), con un resultado siempre atractivo.
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