
Pretencioso intento de aunar cine fantástico con una trama sobre la visión infantil de las cosas y la crueldad de los niños. Funciona a ratos, pero una cosa son las intenciones del guión y otra una puesta en escena a veces demasiado fria o directamente equivocada. Eso si, la fotografía de Bill Pope es espléndida
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