
Extrañísimo-pretencioso film de Petri, que intenta hacer un film de corte entre extravagante y fantástico narrando la locura de un pintor (Franco Nero) afectado por constantes idas/vueltas del mundo real y la fantasía -añadiendo de paso la relación de amor-odio con una especialmente sexy Vanessa Redgrave (pareja real de Nero en esos años)-. Tiene momentos francamente aborrecibles y la música de Morricone es realmente extravagante, pero a su vez el exceso visual de la puesta en escena y el trabajo excepcional de Luigi Kuveiller en la fotografía (una verdadera apoteosis del encuadre en teleobjetivo mezclado con moviminetos de cámara) lo hacen un film tan irregular, como extravagante e intermitentemente atractivo
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