Muy bien rodado divertimento, tan disfrutable como intrascendente con el que Tarantino hace un particular homenaje/relectura al cine de programa doble de los 70. Le sobra metraje, especialmente en su alargada primera mitad (se tira practicamente 50 minutos en plantear y desarrollar una situación que en cualquier film del género se habría resuelto en la mitad de tiempo y con la misma eficacia), básicamente porque los personajes (arquetipos de basuresca slasher movie) no tienen interés y Tarantino en su goce dialoguístico da demasiado chance a una situación en la que el único rey es Kurt Rusell. La segunda mitad funciona mucho mejor, al proponer una revisión en clave venganza con un Rusell convertido en la victima puteada...Y especialmente al proponer una antológica persecución automovilística, que acaba siendo lo más memorable (y lo único que realmente pasará a la historia) del conjunto
No hay comentarios:
Publicar un comentario