
Mal cruce de cine erótico y "giallo", con un Klaus Kinski despistadísimo de jefe de médicos en una clínica para enfermas y sus fobias particulares que más se asemeja a un burdel... Lo mejor: el desfile de bellezones (Margaret Lee, Jane Garret o Rosalba Neri), la consecuente ausencia de ropa al mínimo descuido, todo al servicio de un pésimo guión y una puesta en escena que está entre lo vulgar y lo correcto
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