Intento fallido de hacer un film "diferente" acerca de Robin Hood utilizando el truco de la precuela y explicando los orígenes del personaje justo hasta el momento de su nacimiento como tal. Sosísima y plúmbea película que funciona durante el primer tercio y luego se derrumba agónicamente. El problema es que una idea como esta hubiese necesitado de un guión verdaderamente interesante, con personajes bien dibujados y no arquetipos facilones como aquí (todos los villanos parecen sacados de un suproducto cualquiera). Y Scott vuelve a demostrar que cuando no tiene una buena historia es un tipo impersonal, que sirve para todo y que funciona a piñón fijo, aquí repitiendo ticks de films "épìcos" anteriores que tampoco fueron gran cosa, aburriendo al espectador con su esteticismo .menos presente-, demostrando que ha perdido incluso su gusto musical al encargar la faena a un Marc Streitenfeld que juega en una liga de segunda regional
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