
Una de las joyas del cine negro made in "Melville" que propone una sofisticada narración en la que todo lo que se muestra resulta ser lo contrario a lo real, incluído un sorprendido espectador víctima de un juego narrativo de apariencias. Un clásico, que si bien visualmente aun no está tan depurado como los -posteriores- títulos capitales del maestro, merece el reconocimiento que se le profesa
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